1.27.2010

La nave de un millón de años



A veces uno se decepciona profundamente de lo que lee y aunque no estaba seguro de si esta sería una buena opción decidí adquirir el libro de Poul Anderson. Con todo y las buenas recomendaciones que abundan por doquier, inicié la lectura bastante escéptico y conforme iba avanzando en la trama mis opiniones al respecto fueron cambiantes: al principio me parecía que se defendía bastante bien aunque al final me pareció una historia tristemente desaprovechada y, en términos generales, muy floja. Los recursos ficticios implementados en el desenlace, más que redondear la obra, destrozan lo que tan sólidamente se había construido 600 páginas atrás.

A pesar de que el argumento central dista de ser cautivador, la novela se sostiene; tiene buen ritmo y creo que la dinámica no se ve demeritada en absoluto por la constante repetición de atmósferas y contextos. Pero en el fondo se trata de un libro mal estructurado. Cuenta con dos partes que son muy divergentes y que el autor conjunta de una manera abrupta e innecesaria. Parece que la obsesión de Anderson con los temas típicos de la ciencia ficción sobrepasó su capacidad de buen escritor y acabo por desviar lo que tan hábilmente había construido.

La primera de esas partes es bastante entretenida. Algo particularmente notable es que la narración va a la par de la genealogía de la humanidad y a pesar de cualquier otro escritor hubiera sentido la necesidad de inmiscuir directamente a sus personajes en los trances más inmortales de la historia, Anderson se abstiene de hacerlo. Este detalle refleja una gran capacidad narrativa y, en términos generales, habla muy bien de él.

Por todo lo anterior es que uno defiende la postura de que no es un libro improvisado o destinado a un público ingenuo. Pero lo que pasa en el capítulo final da al traste con esa sublimación y merece toda la desatención posible. Se trata de una extraña mezcla de todos los estereotipos del género sin ningún tipo de dirección específica y puestos juntos nada más para “ver qué pasa”.

Hacía tiempo había leído ya algunas reseñas sobre esta novela y desde ese momento la percibí ridículamente antigua, como si hubiera sido escrita en la etapa más idealista de la ciencia ficción. Me parece irónico que un libro escrito en la década de los noventa no esté volcado hacia temas mucho más reflexivos e introspectivos, como la mayoría de los relatos que le son contemporáneos, y retome la inverosimilitud de la línea original.


1 comentario:

  1. Martin27.1.10

    Sí, sí es cierto. Además, se parece a Raúl Velasco...

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